martes, 12 de diciembre de 2017

Vasallaje al sionismo

  Es raro el día en que D. Trump, el presidente norteamericano, no aparece en los medios por un motivo o por otro. Recientemente, ha hecho saltar de nuevo la polémica con el anuncio formal del traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jesusalén, lo que rompe la frágil convivencia judio musulmana en el territorio israelí; al considerarse una afrenta a la religión musulmana, en una ciudad que es considerada sagrada para las tres grandes religiones monoteistas.
  Las quejas por este inesperado gesto de Trump le han llovido de todas partes y no sólo del mundo islámico, donde como poco, lo han denominado educamente "irresponsable".
   Obviamente esta no ha sido la maniobra propia de un loco, como lo consideran otros, o un mal paso -ya que un presidente de los EEUU tiene decenas de consejeros y asesores- por que seguramente él ya sabía lo que se le avecinaba.
   El anuncio del traslado de la embajada norteamericana a Jerusalen es sólo un gesto de vasallaje y de obediencia al sionismo internacional, tan enraizado en la política y en la finanza mundial, pero muy especialmente en la norteamericana, que por otro lado, es aliado militar de Israel desde su nacimiento. No lo busque el ciudadano más explicaciones, es así de simple.
  Este inesperado anuncio ha traido la intranquilidad a las calles no sólo de Israel, sino a las del mundo entero, con protestas ya no sólo desde el lado musulmán, sino desde cualquier parte donde haya una persona con cierto sentido de la geopolítica internacional; pero todo ello da igual, Trump y EEUU deben rendir pleitesia al sionismo.
  Ahora después de esta orquestada maniobra y exponer el tema en todos los medios de masas,  el presidente israelí Netanyahu visita la Unión Europea para 'animar' a los países europeos a seguir la estela de EEUU y que trasladen sus embajadas nacionales a Jerusalen.
  Trump, ¡quién paga manda!, ¿verdad?


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