Hay muchas lecturas y muchos comentarios que se podrían escribir sobre la actual situación mundial con motivo de la denominada pandemia de Covid 19; la sugestionalidad, el miedo, los datos, los fracasos políticos y financieros, las mentiras de los gobiernos, los bulos, etc... pero no es eso de lo que queremos hablar en este momento. La cuestión es que poco a poco mientras el ser humano se confina en sus hogares y desaparece, el resto del mundo animal ocupa el lugar del que ha sido expulsado en muchas ocasiones indebidamente.
Que si las aguas de Venecia están ahora claras, limpias y son lugar de paso de innumerables peces, incluso medusas o delfines, es por qué el ser humano no estaba haciendo las cosas bien. No estamos los humanos en el planeta para someterlo a nuestro antojo; esa visión antropocéntrica y capitalista es falsa, ya que somos uno más de los animales de esta hermosa esfera, no los dueños de todo, dejamos de vivir en armonía con la naturaleza hace muchos años para intentar infructuosamente someterla.
Chacales en Israel, pumas en Chile o EEUU, cabras salvajes en Gales, jabalies en España, canguros sobre asfalto australiano y las tortugas recien nacidas arrastrándose por las playas tailandesas hacia el mar sin un ebrio turista molestando nos demuestra que la naturaleza sin el humano sigue su curso. El ser humano es mucho más frágil de lo que piensa.
Chacales en Israel, pumas en Chile o EEUU, cabras salvajes en Gales, jabalies en España, canguros sobre asfalto australiano y las tortugas recien nacidas arrastrándose por las playas tailandesas hacia el mar sin un ebrio turista molestando nos demuestra que la naturaleza sin el humano sigue su curso. El ser humano es mucho más frágil de lo que piensa.
