Tras cincuenta años de conflicto armado en Colombia, FARC y Gobierno colombiano se sentarán a hablar de paz el próximo mes en Noruega. Con la mediación de este país europeo y Cuba, y con el beneplácito de Venezuela y Chile, ambas partes negociarán el fin de la violencia en el país americano. Por supuesto el pueblo colombiano encara dichas conversaciones con ilusión pero también con escepticismo.
Personalmente considero que las mismas no darán fruto. La guerrilla marxista se encuentra débil con respecto a épocas pasadas, unicamente puede movilizar ocho mil efectivos -la mitad de hace diez años- además de que los éxitosos y sucesivos golpes contra su cúpula militar han mermado su capacidad de organización (de hecho las FARC solicitaron hablar de paz hace dos años con la mediación de Unasur). Por otro lado, las fuerzas de seguridad colombianas han interceptado dos envios de cocaina a EEUU en varios días, siendo el tráfico de drogas pilar básico de la financiación de esta guerrilla.
Respecto a las conversaciones de paz, me asaltan algunas dudas: ¿Por qué no se ha decretado un alto el fuego? ¿Cómo se indenmizarán las miles de víctimas del comunismo asesino? ¿Cómo se juzgarán a los principales líderes de la guerrilla por las masacres en suelo colombiano? ¿Y por las familias rotas a causa de la droga que han exportado a Europa y EEUU? ¿Será el Tribunal de La Haya? ¿Cómo se insertarán en una vida civil miles de combatientes? ¿Ingresarán en las filas de las mafias y la delincuencia común? Muertes, secuestros, violaciones, utilización de niños soldados, drogas, no sé, veo una díficil coyuntura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario