sábado, 24 de abril de 2021

Nagashino 1575

   Es extraño que un patriota europeo no disfrute de la historia de Japón como de la suya propia, y es que el europeo se siente singularmente atraido hacia el archipiélago asíatico por su violenta y particular historía, llena de valores, actos heróicos y caballerosidad, muy similiar a la europea en muchos aspectos.
   En esta ocasión y tras pensarlo brevemente he decidido decantarme por intentar plasmar en estas páginas lo acontecido en 1575 en Nagashino, aunque en principio mi intención era hablar de alguno de los muchos actos heróicos del lado japonés durante la II Guerra Mundial.
  Si nos desplazamos al territorio europeo contemporáneo a la batalla de Nagashino en 1575 nos encontramos con un ejército español encuadrado en tercios dominando la mayoría de los campos de batalla, con el arcabuz y la pica como armas dominantes. Es ahí donde reside la curiosidad de Nagashino, fue en aquel campo donde se usaron por primera vez en la Historia de Japón las armas de fuego de manera masiva, con un mismo objetivo bélico pero de distinta manera.
  Es curioso que si extrapolamos la batalla de Nagashino a territorio europeo encontramos una librada con anterioridad que tiene muchas similitudes tanto en la confrontación, como en el resultado y en las consecuencias. Es la batalla de Ceriñola en 1503 en Italia, con españoles y franceses como actores principales.

 
Antecedentes

  El S. XVI japonés es un siglo de ebullición y evolución que desembocará en trescientos años de demoledora paz que poco a poco irá minando el ardor guerrero nipón, ejemplarizado en el samurai, hasta su época expansionista que dará inicios a finales del S. XIX y que durará hasta 1945.
  Pero hemos andado mucho trecho en el tiempo, regresemos al S. XVI cuando Japón se encuentra aún fragmentado en decenas de territorios dominados por señores, denominados daimios, que combatían y rivalizaban entre sí, aliéndose y traicionándose a conveniencia.
  En el arte de la guerra en Japón como en la Europa medieval tanto los arqueros como la caballería tenían un papel predominante, hasta que en el S. XV se adoptó la pica como medida defensiva eficaz contra las cargas de caballería. Fue también durante ese siglo cuando llegaron las primeras armas de fuego a territorio nipón que se data en 1466 ; pero el arma no tomó fama hasta la llegada de los portugueses al daimio de Tanegashima en 1543 en la isla de Okinawa, de hecho los arcabuces comenzaron a denominarse así para pasar después al nombre de teppo; pero era un arma de precio astronómico no al alcance de todos.
  El arma no se popularizó hasta que el daimio Oda Nobunaga, llamado 'El loco de Owari', tomó contacto con ella. Nobunaga fue uno de los personajes más importantes del S. XVI en Japón, junto con uno de sus vasallos Toyotomi Hideyoshi el unificador de Japón; Tokugawa Ieyasy, artífice de tres siglos de paz en Japón durante el shogunato Tokugawa o Takeda Shingen, uno de los más diestros militares de ese tiempo.
  Se cuenta que Nobunaga, persona inteligente que fue el primero en planificar la unificación de Japón,  recibió tres arcabuces como regalo y quedó fascinado con ellas y en 1549 adquirió 500 piezas. Japón no tardaría en producir sus propias armas, que pasaron a llamarse teppo. Nobunaga probó el nuevo arma con sus tropas y optimizó su uso, llegando a una cadencia de tiro de 20 segundos, colocando sus teppo en tres grupos que disparaban por turnos. La fiabilidad de un disparo de arcabuz a una distancia de 30 metros era del 100 %, si el tiempo era seco, la pólvora de buena calidad y el tirador medianamente diestro. A 50 metros el arma tenía una fiabilidad del 20%.


La batalla de Nagashino
  En 1575 Takeda Katsuyori, heredero del clan Takeda tras la muerte del famosísimo Takeda Shingen, invadió las provincias de Mikawa y Totomi que pertenecían a Tokugawa Ieyasu, aliado de Oda Nobunaga.  Tras diversas operaciones más o menos exitosas el clan Takeda se dirigió a ocupar el castillo de Nagashino, situado en la confluencia de dos ríos.
  El ejército de Takeda estaba formado a la manera tradicional con una fuerte presencia de caballería. Más de treinta mil hombres de los cuales más de veinticinco mil eran jinetes y asistentes, más de cinco mil soldados infantería, llamados ashigaru, y menos de mil arcabuceros. Ante la imposibilidad de rendir el castillo de Nagashino, Takeda Katsuyori decició rendir la fortaleza, que disponía de quinientos defensores, por hambre.
  Frente a ello Oda Nobunaga movilizó un ejército de treinta mil hombres para apoyar los ocho mil de su aliado Tokugawa. De esta fuerza unos tres mil quinientos eran arcabuceros. Obviamente el concepto de guerra de Nobunaga no era el mismo que el del clan Takeda.
  Las tropas de Oda y Tokugawa se situaron a varios kilómetros del castillo de Nagashino en la llanura de Shidarahara. Sus fuerzas se colocaron detrás del pequeño río Rengogawa y tras el cual construirían una pequeña empalizada para ganado, que impediría el paso de la caballería pero cuyas aberturas favorecerían el paso de su propia infantería en caso de contraataque. Tras la empalizada  se situaron los más de tres mil teppo, arcabuceros, de la coalición samurai, entre los que se intercalaban lanceros que acabarían con cualquier jinete que llegase a la empalizada; en su flanco derecho estaban protegidos por el caudaloso río Toyokawa y el flanco izquierdo era una zona boscosa, donde se colocaron también samurais.
  Sabedor de la llegada de refuerzos Takeda dividió su ejército y se encaminó para enfrentarse a la tropa de auxilio de la fortaleza. El 28 de junio con la primeras luces del día Takeda ordenó a su nutrida caballería cruzar los doscientos metros de llanura y atacar a las fuerzas de Oda y Tokugawa. Los samuraís Takeda galoparon a través de la llanura, relentizaron su paso para cruzar el pequeño río Rengogawa y al atravesarlo fueron recibidos con las descargas de los arcabuceros enemigos, unos nueve mil proyectiles. Una tras otra, las oleadas de caballería Takeda fueron repelidas durante la mañana..... 



  A partir de ese momento la caballería Takeda intentó desbordar la línea Oda-Tokugawa por su flanco izquierdo, consiguiendo penetrar en la zona boscosa para envolverlos pero fueron repelidos por las fuerzas camufladas allí. Aunque en el último momento el ejército de Takeda parecía que iba a poder envolver la línea enemiga, las numerosísimas bajas después de ocho horas de combate hicieron que finalmente se retirasen.

  Con diez mil bajas  a sus espaldas y la mitad de sus mandos muertos, Takeda se retira y además debe levantar el cerco al castillo de Nagashino rapidamente puesto que Oda y Tokugawa mandaron una rápida unidad samurai compuesta por tres mil hombres, un tercio de ellos arcabuceros, para auxiliar las tropas del castillo.

Conclusión  
  Nagashino, al igual que Ceriñola en Europa, puso punto y final al poder demoledor  y definitivo de la caballería en favor del arcabuz (y la pica) como armas defensivas, que a partir de ese momento sólo cabía crecer y mejorarse. Si en la batalla de Nagashino en 1575 se usaron unos tres mil teppo, en la batalla de Sekigahara en 1600, la más decisiva de la historia japonesa pues dió paso a 250 años de paz en suelo nipón, se usaron veinticinco mil armas de fuego. Su uso en cuestión de pocos años creció exponencialmente.  
  En la película 'La sombra del guerrero' ('Kagemusha', 影武者, en su título original en japonés), de 1980, el cineasta Akira Kurosawa recrea la rivalidad de los clanes Takeda, Tokugawa y Oda.  La película termina con una fiel y hermosa recreación de la batalla de Nagashino que aquí hemos narrado

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