Rusia moviliza su músculo militar en Siria y es que los enemigos de mis amigos son mis enemigos. Este era un movimiento previsible para cualquiera que siga las pequeñas noticias con un mínimo de interés: notas en facebook de las novias de los soldados rusos, movimientos inusuales del aviación y marina rusas en Siria, etc... hacían presagiar que el apoyo militar ruso a Al Assad se haría efectivo en breve, máxime tras los avances rebeldes en Idlib y Hama, en el noroeste de Siria, bastión tradicional chií.
A ojos del mundo el senado ruso autorizó dicha ayuda militar el 30 de septiembre y quedó plasmada con un acuerdo antiterrorista entre Rusia y sus aliados en la zona, Siria, Irán y, ahora también, Irak; todos interesados en que la barbarie islamista desaparezca de Medio y Próximo Oriente. Además, según expertos, unos dos mil milicianos de Daesh son rusos, especialmente chechenos.
La ayuda se materializa con material bélico para el ejército del legítimo gobierno de Al Assad y un intenso apoyo aéreo contra posiciones del Daesh y los rebeldes.
La coalición internacional liderada por EE.UU y las petro-monarquías árabes del Golfo que llevaban un año de campaña militar aérea contra teoricamente el Daesh apenas había mermado su capacidad operativa, administrativa y militar; mientras que la ofensiva rusa en una semana ha cumplido ampliamente, bajo mi punto de vista, las espectativas, empleando incluso misiles desde el mar Caspio, llegando a coordinarse con acciones de terrestes del Ejército Sirio que recupera terreno perdido en los últimos meses. Los objetivos de los bombardeos rusos son la zona de la capital del Daesh, Al Raqqa, las provincias antes mencionadas de Idlib y Hama, así como la recientemente famosa Palmira.
La ayuda se materializa con material bélico para el ejército del legítimo gobierno de Al Assad y un intenso apoyo aéreo contra posiciones del Daesh y los rebeldes.
La coalición internacional liderada por EE.UU y las petro-monarquías árabes del Golfo que llevaban un año de campaña militar aérea contra teoricamente el Daesh apenas había mermado su capacidad operativa, administrativa y militar; mientras que la ofensiva rusa en una semana ha cumplido ampliamente, bajo mi punto de vista, las espectativas, empleando incluso misiles desde el mar Caspio, llegando a coordinarse con acciones de terrestes del Ejército Sirio que recupera terreno perdido en los últimos meses. Los objetivos de los bombardeos rusos son la zona de la capital del Daesh, Al Raqqa, las provincias antes mencionadas de Idlib y Hama, así como la recientemente famosa Palmira.
Los lobbies petroleros, los israelíes y los políticos norteamericanos patalean de rabia sólo con pensar que Al Assad pueda seguir gobernando en Damasco y comienzan una ofensiva mediática y política. EEUU y Arabia Saudí acusan primero a Rusia de bombardear objetivos civiles, con la mayor de las caraduras cuando el ejército saudí bombardea sin piedad a los civiles yemeníes y los americanos han machacado durante décadas numerosos puntos de la geografía mundial, ¡hipócritas!, para más inri coincidiendo con los días en que EEUU bombardeó el hospital de Médicos sin Fronteras en Kunduz (Afganistán); luego se acusa a Rusia de aprovechar la oportunidad para estar probando nuevas armas, otra vuelta de tuerca a su hipocresía, cuando EEUU ha estado provando de manera demostrada sus armas tanto en sus conflictos internacionales como en los de Israel; y finalmente, Bulgaria, siguiendo la directrices occidentales, veta los aviones rusos en su espacio aéreo mientras que Turquía denuncia violaciones de su espacio aéreo por parte de cazas rusos.
A pesar de las recientes conversaciones de cooperación militar entre Rusia y EEUU contra el Daesh, la verdad es que todo lo concerniente a esos países hace que haya fricción y salten chispas. La cuestión de sí Al Assad seguirá o no gobernando en Siria será seguramente la causa de una gran tirantez venidera entre ambas potencias. Desde luego, a pesar de mi tristeza e indignación por el conflicto ucraniano promovido por Rusia en una parte importante, en esta ocasión estoy totalmente de acuerdo con la intervención rusa en Oriente Medio y su apoyo al legítimo presidente Bachar Al Assad.
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