Aún falta para las elecciones que pondrán fin a la era Obama, quizás el tramo de gobierno más inactivo de la Historia de los Estados Unidos que se diluye en un mar de palabras y pocas hechos palpables. La carrera a la Casa Blanca está abierta ya desde hace tiempo y es que en democracia la campaña electoral no tiene fin. Democrátas y republicanos van marcando sus posibles candidatos para ocupar el despacho oval.
Pocos son los democratas que piensan plantar cara a la candidatura de Hillary Clinton que ya se enfrentó con el candidato Obama en las primarias del partido de hace ocho años. Martin O'Malley o Bernie Sanders no son rivales para Hillary que tiene un abultado curriculum desde que se inició como senadora en 2001 y a la que apoya el 63% de la militancia democrata.
Pocos son los democratas que piensan plantar cara a la candidatura de Hillary Clinton que ya se enfrentó con el candidato Obama en las primarias del partido de hace ocho años. Martin O'Malley o Bernie Sanders no son rivales para Hillary que tiene un abultado curriculum desde que se inició como senadora en 2001 y a la que apoya el 63% de la militancia democrata.
Pero no es el apoyo popular lo que marca la diferencia entre la Clinton y sus competidores, sino el apoyo financiero. Una red con fundaciones como Clinton Global Initiative o Bil, Hillary and Chelsea Clinton Foundation recogen donativos de personajes desconocidos, empresas más conocidas y hasta seis gobiernos extranjeros. La figura de Clinton está en el ojo del huracán tras la salida del libro 'Clinton Cash' de Peter Schweizer que pone el dedo en la ya sangrante llaga de los Clinton, sobre los que se ha sembrado la duda de su honestidad... Los medios de comunicación americanos hacen hincapié también en las millonarias conferencias de los Clinton, cuyos ingresos en 2014 por este motivo ascendieron a 25 millones de dólares, que son financiadas por empresas privadas; así como la filtración de la noticia de que Hillary usó correos electrónicos del Departamento de Estado con fines privados y profesionales.
Pero, bueno, el bando republicano no sale mejor parado. Con una veintena de candidatos a la vista, Jeb Bush, hijo y hermano de presidente, se perfila como la figura preferida para conducir a los republicanos a la Casa Blanca. Pero antes tendrá que rendir pleitesia a Charles y David Koch, dos hermanos multimillonarios norteamericanos que en febrero de 2015 prometieron donar 1.000 millones de dólares a la campaña del lado republicano si pone a la cabeza por la carrera a la Casa Blanca a un candidato a su medida. Ese 'donativo' puede desestabilizar por completo la campaña, teniendo en cuenta que en 2012 el partido republicano gastó 404 millones de dólares, la cifra de los Koch es más que sustancial.
El capital pone a los candidatos y los ciudadanos votan por uno de los dos candidatos del capital. La democracia es, sin duda, un sistema engañoso y si erosionas un poco la superficie finalmente encontrarás la mayor inmundicia hayada jamás. Si Clinton y Bush consiguen las candidaturas de sus respectivos partidos nos encontraremos con la continuidad, con permiso de Obama, de los dos apellidos que llevan ligados a la Casa Blanca durante los últimos veinte años. Imaginénse los innumerables intereses ocultos que puede haber en juego.
Pero, bueno, el bando republicano no sale mejor parado. Con una veintena de candidatos a la vista, Jeb Bush, hijo y hermano de presidente, se perfila como la figura preferida para conducir a los republicanos a la Casa Blanca. Pero antes tendrá que rendir pleitesia a Charles y David Koch, dos hermanos multimillonarios norteamericanos que en febrero de 2015 prometieron donar 1.000 millones de dólares a la campaña del lado republicano si pone a la cabeza por la carrera a la Casa Blanca a un candidato a su medida. Ese 'donativo' puede desestabilizar por completo la campaña, teniendo en cuenta que en 2012 el partido republicano gastó 404 millones de dólares, la cifra de los Koch es más que sustancial.
El capital pone a los candidatos y los ciudadanos votan por uno de los dos candidatos del capital. La democracia es, sin duda, un sistema engañoso y si erosionas un poco la superficie finalmente encontrarás la mayor inmundicia hayada jamás. Si Clinton y Bush consiguen las candidaturas de sus respectivos partidos nos encontraremos con la continuidad, con permiso de Obama, de los dos apellidos que llevan ligados a la Casa Blanca durante los últimos veinte años. Imaginénse los innumerables intereses ocultos que puede haber en juego.
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