Ante esto, la oportunista izquierda, tanto la izquierda autodenominada 'democrática' como la izquierda radical, saca a colación el debate de la 'libertad de expresión' a nivel nacional; y patalea y llora por qué afirma que no se puede llevar a Pablo Hasel a la cárcel nueve meses debido a las letras antimonárquicas aunque sean violentas de sus canciones.
Sea como fuere, Pablo Rivadulla, como realmente se llama, no va a ir a la cárcel nueve irrisorios meses por cantar contra el rey y a favor del terrorismo. Cualquiera que conozca la legislación española sabe sobradamente que nadie con una condena inferior a dos años va a entrar en prisión. Entonces es que a los señores izquierdistas que reivindican la libertad de expresión se les ha olvidado comentar que Pablo tiene condenas anteriores, en concreto otra de 2014 por enaltecimiento del terrorismo de ETA, Grapo, Terra LLiure y Al Qaeda, tanto a través de su música como de distintos tuits. Así mismo tiene una condena del año pasado, no en firme, por agredir a un periodista en la Universidad de Lérida.
Lo más gracioso es que estando ya en prisión se ha confirmado otra condena de dos años y medio por amenazas y obstrucción a la justicia ya que el bueno de Pablo amenazó al testigo de un juicio para que no declarara así como lo amenzó de muerte. Vaya, parece que se te van a juntar las dos condenas, Pablo.
Lo más lamentable, es el espectáculo bochornoso de los políticos del espectro izquierdista llorando por la esquinas por este delincuente de su misma calaña. Especialmente infame y repugnante el llamamiento del portavoz de Podemos en el congreso, Echenique que en un tuit alienta las protestas violentas del primer día en Barcelona con un: Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol. Sin embargo, a este pobre hombre se le olvidó comentar los destrozos en mobiliario urbano, los heridos y la violencia de esos jóvenes antifascistas, ya no sólo esa noche sino de las posteriores donde los defensores antifas del delincuente Pablo Hasel se dedicaron a saquear y robar en comercios como hacen los delincuentes antifas, especialmente de Barcelona.
A ello hay que añadir el silencio de los políticos de izquierda que son incapaces de condenar la violencia, los incendios y los saqueos; especialmente sangrante el caso de los mismos políticos catalanes. Es quizás por qué ellos mismos han alimentado a ese monstruo violento que pulula especialmente por Cataluña. Durante años y años la política izquierdista, especialmente la de corte separatista con ERC y CUP o Podemos hoy en día a nivel nacional, han estado mimando y subvencionando a grupos que por un lado ofrecian una apariencia bohemia y alternativa, mientras que por otro lado se curtían en violencia callejera, con la ayuda de grupos afines griegos e italianos.
Bien, en la calle tenéis lo que vosotros mismos, democratas de izquierda, habéis creado.
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