Su historia
También conocida como “La Hermandad Silenciosa” o “Bruders Schweigen” (siendo este su nombre formal), fue una organización revolucionaria anti-ZOG, formada en los EE.UU. a principios de la década de los 80, concretamente en septiembre de 1983. Toma su sobrenombre del grupo secreto que aparece en la novela “Los Diarios de Turner”, del Dr. William L. Pierce, fundador de la National Alliance.
Su creador, Robert J. Mathews, había sido un activista constante a favor de la America blanca y anti-comunista, y que, como era natural, evolucionó hacia posturas más propias del nacionalsocialismo revolucionario. Mathews murió en diciembre de 1984, acorralado en una casa, de las que utilizaban como pisos francos, donde se negó a rendirse y mantuvo a raya a los elementos policiales de diversas agencias gubernamentales durante nada menos que 36 horas. Finalmente, algunos de los artefactos lanzados contra la casa provocaron un incendio, falleciendo Mathews en él.
La Orden estaba compuesta por miembros procedentes del Ku Klux Klan, Aryan Nations y algunos otros grupos de tendencias similares, que propugnaban el derecho a vivir en su propio territorio, libres de sionistas y no-blancos. Esto se concretaba en un plan para fomentar la migración de estadounidenses blancos a los estados del noroeste americano, con el fin de poder llevar una vida acorde a nuestra esencia natural y nuestra identidad racial, en lo que vendría a denominarse “White American Bastion” (Bastión Americano Blanco).
Para obtener financiación en su recién declarada guerra al ZOG, La Orden cometió varios delitos, empezando por el robo de un Sex-Shop del que obtuvieron algo menos de 400$, y que puede inscribirse como su primera acción armada revolucionaria. Posteriormente se dedicaron a la falsificación de billetes, y asaltaron furgones blindados, llegando a obtener 3.6 millones de dólares en uno de los robos.
Debe quedar CLARO COMO EL AGUA que el dinero que obtuvieron utilizando estos métodos fue empleado en su totalidad para abastecerse, equiparse con vehículos y armamento, adquisición de terrenos con fines logísticos, así como para financiar a diversos grupos que caminaban en la misma línea política. Un excelente ejemplo de buscar la UNIDAD, independientemente de las siglas (siempre que el fin sea común), tan necesaria en el movimiento NS/NR.
Entre sus acciones armadas también se cuentan el asesinato de un locutor de radio judío, Alan Berg, y la colocación de una bomba en una sinagoga.
Finalmente, y gracias a la cooperación de Thomas Martínez (un miembro del grupo que había sido arrestado por pasar billetes falsos, y convencido por el FBI para trabajar como informante para ellos), los integrantes de La Orden fueron detenidos o, en el caso de Robert Mathews, asesinados.
Otros doce antiguos miembros del grupo testificaron contra los que permanecieron leales a La Causa.
Diez miembros de La Orden fueron juzgados y condenados, según la ley RICO (una ley utilizada para castigar con mayor contundencia a grupos organizados, como la Mafia). En un juicio aparte, otros tres miembros de La Orden fueron condenados por violar los derechos civiles de Alan Berg, no siendo condenado ninguno de ellos por su asesinato.
David Lane, el conductor de la huida durante el asesinato de Berg, fue condenado a 190 años bajo los cargos de conspiración, crimen organizado y violación de los derechos civiles de Alan Berg. Murió en prisión en 2007. Lane es recordado por muchos activistas blancos como un héroe, un prisionero político y un mártir.
Bruce Pierce fue sentenciado a 252 años en prisión, por estar involucrado en el asesinato de Berg, y murió por causas naturales en el centro penitenciario de Allenwood, el 16 de Agosto de 2010, con 56 años.
Richard Scutari, el último fugitivo de La Orden, fue condenado a 60 años de prisión, y ha continuado fiel a sus principios y creencias, colaborando con el movimiento desde su encierro.
En otro juicio, catorce hombres fueron acusados de sedición, conspiración y violación de los derechos civiles. Trece de ellos fueron absueltos, y el juez desestimó los cargos contra el último de ellos por falta de pruebas. Unas setenta y cinco personas, hombres y mujeres, fueron juzgadas y condenadas por varios cargos en relación con La Orden.
La declaración de guerra.
Antes de iniciar oficialmente su lucha armada, los miembros de La Orden redactaron y firmaron una declaración de guerra que explicaba, de forma clara y apasionada, la situación que les había conducido a actuar, así como los valores y esperanzas que les alentaban para combatir. He aquí varios extractos de la declaración:
Es un tiempo oscuro y sombrío en la historia de nuestra raza…por millones, esos que no son de nuestra sangre violan nuestras fronteras y se burlan de nuestra reclamación de soberanía…¿Por qué nuestro pueblo no hace nada?¿Qué locura es esta?...Nuestros héroes y nuestra cultura han sido insultados y degradados… nuestros hijos están siendo obligados a aceptar a los no-blancos como sus ídolos, sus compañías y, lo peor de todo, sus parejas…¿Cómo un parásito ha ganado el dominio sobre su anfitrión? En lugar de permanecer vigilantes, nuestros padres han dormido… ¿Qué vamos a hacer?...Para nosotros la tierra esta muriendo...Nuestras ciudades son enjambres de hordas oscuras…Los capitalistas y los comunistas picotean, con regocijo, sobre nuestros huesos, mientras los Maestros de la usura orquestan nuestra destrucción…Cierran las fábricas…y envían nuestros trabajos a ultramar…¡y aún, aún duerme nuestro pueblo!... La caballería Blanca está despertando. Un viento largamente olvidado comienza a soplar.¿Oyes como se aproxima el trueno?...La sangre del tirano correrá…Reconocemos que la masa de nuestro pueblo ha sido situada en un estado lobotomizado y letárgico de ciega obediencia, y no tomaremos parte nunca más en un suicidio racial colectivo…¡Esto es la guerra!...Por lo tanto, por la Sangre, el Suelo, el Honor, y por el futuro de nuestros hijos, nos encomendamos a la Batalla, ¡Amen!
Su lucha, su mensaje.
Robert Mathews, en su última carta, explica que La Orden vino a presentar batalla, directamente y de forma abierta, al Sistema. A un Sistema que llevaba años combatiendo, de manera encubierta, a todos los elementos blancos que se negaban a aceptar la degradación social y racial de los EE.UU. Por este motivo, Mathews y el resto de miembros decidieron pasar a la acción y combatir, en lugar de rendirse y dejar morir a su raza en el olvido.
Habrá algunos que piensen que no escogieron el camino correcto, que se precipitaron, que la respuesta armada no es una opción. Estemos en contra o de acuerdo con esta opinión, lo que no se puede negar es que ACTUARON. Dejaron de hablar, de rasgarse las vestiduras y de llorar en casa, y pasaron a la acción.
Otras organizaciones han procedido de forma similar, aunque desde luego con menor calado mediático que La Orden, aunque esto se deba, seguramente, a que el Sistema haya intentado evitar un “efecto contagio” producido por publicitar demasiado estas acciones armadas. La mayoría recordaremos a Timothy McVeigh, un activista que colocó una bomba en un edificio federal en Oklahoma, como represalia por la matanza ocurrida en Waco (donde murieron 76 personas, entre ellos 20 niños) a manos de la ATF (una agencia gubernamental), pero no habréis oído demasiado sobre el VAM (Vitt Ariskt Motstånd – Resistencia Blanca Aria) sueco, o a las aquí mencionadas Aryan Nations (Naciones Arias) estadounidenses. Y es que puede resultar peligroso para el Sistema que la gente tenga conocimiento de que sus conciudadanos, hartos de opresión, persecución y degradación, hayan decidido tomar las armas.
Sin buscar ser un alegato a la violencia, aunque algunos así lo puedan entender, este artículo escrito en honor a La Orden solo busca rendir un humilde homenaje a sus héroes, así como propagar y difundir su mensaje, que no es otro que COMBATIR. Combatir por lo que queremos y amamos, por el pueblo al que pertenecemos y representamos, sin excusas, sin miedo.
Siempre puedes hacer algo útil por la causa.
Richard Scutari manifestó en una ocasión: “No ofrezco disculpas, excepto por haber fallado al alcanzar nuestras metas. La Bruders Schweigen ha mostrado el camino. Aprended de nuestros errores; tened éxito donde nosotros hemos fallado.”
Texto redactado por M.R.V.
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