Israel, en las últimas semanas ha firmado, con Emirates Arabes Unidos y con Bahrein, sendos acuerdos de normalización diplomática, auspiciados por el prosionista Donald Trump dentro del marco de la política de ayuda y sustento que el presidente norteamericano está llevando a cabo con respecto a su aliado, Israel. Hasta el momento sólo Egipto y Jordania reconocían a Israel. Estrategicamente es una victoria israelí (máxime cuando todos los medios hablan de la corrupción de Netanyahu), economicamente es una oportunidad de hacer negocios para los dos países del golfo.
Los medios de comunicación mundiales hablan de paz y de normalidad para la región, pero nada más lejos de la verdad. Toda esta operación orquestada por EEUU supone primero una merma psicológica y moral, principalmente, para el pueblo palestino y segundo, abre un círculo más amplio de una alianza entre Israel, EEUU y los países árabes, a los que lideraría Arabía Saudí, contra la potencia iraní en la zona. Así que lejos de estar más cerca de la paz, estamos más cerca de un nuevo conflicto.
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