En muchas ocasiones he sentido la necesidad de romper la pantalla del televisor o del ordenador, ¡cuánta inmundicia ve uno a través de ellas! Pero no es necesario llegar a tanto, sólo tienes que respirar profundo y apagarla, acto seguido coge un libro, alimenta tu sentido crítico y abandona la mediocridad de la masa.
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